30/04/2014 10:48:41 p.m. Dice mi padre
que estoy bien pirata, ¿pirata? Dice que los que sean del norte saben que
quiere decir esto. Bueno cómo que quiere entrar la censura… Esta vez gané, el
derecho a la libre expresión triunfó y cómo dicen en el teatro: Segunda
llamada, segunda llamada.
Charly y yo nos echamos enfrente de la
puerta, preguntó que si quería que pasáramos para ver cómo se comportaba su
madre. Me gustaba ver a mi padre acá felón en el saca- mete-saca. Toda la vida
lo he visto planchar. La risa y el olor a pantaleta empapada fueron determinantes.
Nos acercamos con paso cansado acá perrón. Parecíamos hermanos y si, el Charly
era de esos perros que se dan a querer rápido. Pensaba ir a darme unos jalones
de camarones pasados con regla, pero mi amigo iba enseñarme cómo vivía. Para
empezar en la puerta había un echadero matrimonial, en las escaleras otro.
Subimos había una especie de messanine con una televisión y juego de sala acá
picudo de piel. Charly dijo que prendiera mi olfato, de por si me había dado
cuenta que olía a puerto pesquero. A lado del sillón más grande había una bolsa
de estambre, entre los dos la vaciamos entre risas perronas y no jueguen había
juguetes para los dos.
Miré a Charly y la cola bajó gacho
estaba tocando con la pata que olía a caca de mi amigo. Nos echamos en la
alfombra que estaba a toda madre, me agandallé un pitote que estaba sabroso y a
lengüetazo limpio, mientras Charly platicaba que su calvario que empezó cuando
cumplió el año. Me contó que su madre se untaba mermelada y el a toda madre
hasta que se volvió diabético, dice que no pasan cuatro días que cuando menos
le da chupetones y jalones de pirrín todo el tiempo y juegan al papá y mamá
seguido… ¡Jesucristo de los perros!
Para esto me estaba dando cuenta que el
pobre Charly estaba hundido en el mundo del sexo bi-humano, sin contar que no
quitaba la mirada a mi hacedor de perros, dueño de la situación pregunte a boca
de jarro: ¿Si le gustaba el chile de perro? De respuesta escuché un aullido
nada macho, levantando la cola a todo lo que daba jalando el chimuelo, ¡Chale,
hasta Gay! El ambiente lo sentí tenso, sentía que si no cooperaba iba a ver
bronca. Decidí por la vía pacifica y abrí una pata para que se sirviera el
perro y si, lengua experimentada con
nariz succionadora me llevaron al éxtasis perruno que fue interrumpido pregunté
que onda y me dijo que fuéramos al jardín. Pasamos por la cocina y la mamá del
Charly estaba dándose unos sentones con remolinos, mi padre ni me peló cuando
nos acercamos a ver como andaban.
Doña Braulia estaba en trance con el
baile del perrito que se estaba echando fui a sentarme frente a ella para verla,
oler y si se animaba me dejaba dar un guaguis. El olor de la cocina con sexo
duro y un perro puto viéndome cómo si fuera la última coca del estadio. Total
que perdí la cabeza como muchas veces en mi vida y me prendí del papayon de
doña Braulia y de paso me lleve entre la lengua los huevos de papi. Gritos y
ladridos de todas partes llovieron sobre miguelito… Después, murmuraron,
rieron.
Al parecer había roto el encanto del
momento, me entró una pinche sed, Charly tenía la cara de herido, desilusionado,
celoso, bueno de todo. Mi padre me llamó y preguntó cómo veía a doña Braulia
por el tono de voz era la clave de como actuar y fue casi una orden de ataque y
sin recato le lamí: Deditos, tobillo, pantorrilla, muslo, rodilla y no me dejó
seguir más pero con risas y eso quería
decir que siguiera adelante en segundos estaba tirando piquetes por donde
fuera.
Dos coscorrones me volvieron a la
realidad y a fuerzas me comporté como perro educado y ya saben Sit. La señora corrió a las escaleras
riéndose, mi padre me llamó y me dijo que me iba a rayar, me agarró el pito y
se rió con ganas en eso llegó la señora y nos acusó que habíamos revuelto su
bolsa de juguetes, mi padre me llamó otra vez y pidió la mano yo educado se la
di y que me pone un guante bien chido que me pide la otra y que se la doy.
Doña Braulia tomó mi pitito que lo hace
convertible y se prende gacho. La sensación en vez de ser placentera al sentir
la succión humana, empecé aullando de dolor. Abandonó su tarea, si yo no
aguantaba chupetes, mi padre si, que se voltea y sobres.
Estaba viendo la colota cuando el Charly
se acercó y me dijo que le montara. Mi padre llamó mi atención y con eso de:
tobillo, muslito, pues me subí y veinte segundos, veinte segundos duró la
energía en mi cuerpo.
Pero no me quedé pegado por lo contrario
el pirrín corría como enjabonado a velocidad de mis caderas y que le sigo, Braulita
empezó a rugir mi papá se carcajeaba yo a 2500 revoluciones caninas, no manchen
sexo canino a toda dimensión y el Charly curándosela gacho.
¿Si esto zoofilia o trata de perros?,
apuntemeeeeeeeee.
Creo que me van a correr de la sociedad
protectora de animales por perro degenerado, pero cómo dice mi padre “Hay que
conocer de todo mi hijo”
Dice mi padre que ya estuvo bueno de
esta historia negra y perra. Y que está bueno el final: Apuntemeeeeeeeee.
Bueno pues me despido como siempre: “Un
perro cuando escribe, garrapatea lo que quiere"
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